Hay peñas que gustan celebrar sus aniversarios, o sus comidas de hermandad, con ceremonia, en restaurantes con manteles de tela y camareros bien uniformados, y otras que ponen por delante de todo el buen rollo, la amistad y el pasarlo bien. El domingo los pericos de Terrassa montaron su comida anual en el campo de fútbol del Club de Fútbol Maurina-Egara, con una sabrosa paella gigante que dio de comer a los más de cien asistentes, y que podía haber bastado para alimentar a otros cincuenta españolistas con ganas de devorar gambas. Fue un típico domingo popular, de partido de fútbol, vermú, arroz, café, copa y baile para los más animados mientras el DJ pinchaba los grandes éxitos de ayer y hoy, con el Fary como estrella, y con el inevitable 'Paquito el chocolatero', como broche de oro.
El buen rollo reino entre los asistentes, tanto en el triangular futbolero que se disputó, y en el que participaron el Maurina, la peña perica y la peña bética de Rubí, como entre las conversaciones cruzadas sobre fútbol, y en las que también intervinieron los miembros de la peña madridista La Quinta del Buitre, que no se perdieron esta fiesta. No hubo discursos, ni ningún consejero del club se dejó caer por aquí. Pero Alberto Ariza, el presidente de la FCPE, no se lo perdió. No hacía falta nadie más, no era una comida de ceremonia, en la que había que ir por ir. Vinieron quienes quisieron. Los amigos de la casa.
