sábado, 1 de diciembre de 2007

Las dos Barcelonas

Podemos dividir Barcelona entre los amantes de las bravas del Bar Tomás, y las del Bar Mandri, aunque hay seres como servidor de ustedes que consideran que ambas son magníficas. También podemos marcar la línea divisoria entre los amantes de la lírica del Liceo o los que cantan el “a mi me gusta el pipiriripi” o al vino que tiene Asunción en los garitos del entrañable Barrio Chino. Aunque hay personas que aprecian ambos fenómenos. O entre los que piden un whisky de malta en los bares de moda, o los que prefieren darle a la mítica leche de pantera en alguna oscura taberna cercana al puerto. Y, por supuesto, existen barceloneses que se apuntan a ambas bebidas. Pero lo que es imposible es que alguien se apunte al empate.

O eres perico, y deseas ganarles con un gol con la mano, como el gran Alejandro López Fonta, o eres culé y deseas devolver la pelota a Tamudo, que con sus dos dianas les acabó de quitar una Liga que tiraron ellos por los campos de media España. La Barcelona futbolística no estará para medias tintas cuando el árbitro pite el inicio del partido. Los espanyolistas hemos de acudir en masa a Montjuïc y dejarnos la garganta: la Curva será el gran motor de animación, pero no hemos de dejarles solos. Lo tengo claro, ganaremos por dos a uno y lo celebraré el domingo por la mañana con los peñistas de Vilafranca en su calçotada perica. Y un apunte final: enhorabuena a los Quixots Blanc i Blaus, que preside el incansable Josep Maria Pastor, por su labor solidaria a favor de los enfermos de SIDA, que ha recibido el reconocimiento público de un alto cargo de la Generalitat.

(Artículo publicado en AS)

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