Morlanes: “Es malo cambiar toda la alta dirección de una organización cada dos o tres años porque estás abocado a los mismos errores una y otra vez"

El ex consejero delegado José Luis Morlanes ha concedido una entrevista a la revista 23 Perico con motivo del número especial dedicado a valorar los once años de presidencia de Daniel Sánchez Llibre. Este especial se presenta el viernes 4 de noviembre en el local de la GPE Manigua (Rosselló, 501, 1º 4ª) a las 20:00. Asistirán el ex presidente Julio Pardo, la ex consejera Anna Maria Fusté y el historiador Jordi Puyaltó. También se espera la presencia de representantes del club, de la Federació de Penyes, de la Agrupació de Veterans y de la Fundació.

Morlanes destaca del ex presidente “su compromiso con el club. Esto tiene un valor inmenso. El segundo punto que destacaría es la capacidad que ha tenido de gestionar la travesía por el desierto. Ha sido encomiable. Tener el valor de asumir la presidencia del club cuando renuncias a tu estadio y afrontarlo tiene mérito. El tercer elemento que yo valoro es su esfuerzo por una normalización institucional, su trabajo por hacer del Espanyol un club institucionalmente abierto a las diferentes sensibilidades de las instituciones y su buena relación con ellas”.

Pero no sólo repasa los aspectos positivos de la etapa Sánchez Llibre al frente del club: “Como negativo resaltaría la inestabilidad que ha habido en el club. Cambiar toda la alta dirección de una organización cada dos o tres años porque estás abocado a cometer los mismos errores una y otra vez. La alta dirección de un club es: el director general o ejecutivo, el director deportivo y el entrenador. Y si tú repasas estos últimos años se ha cambiado esta estructura muy frecuentemente. Yo creo que ahí el Espanyol ha perdido estabilidad y esto ha repercutido en la gestión porque constantemente te estabas renovando y empezando de nuevo”.

Morlanes también relata el porqué dejó de ser consejero delegado del RCDE: “Cuando llegué al club la situación era muy difícil y se me dieron plenos poderes, pero cuando el club empezó a sacar la cabeza se pretendía llegar al estatus que había anteriormente. Y para volver a la situación anterior yo no era la persona adecuada. Y como, por suerte o por desgracia, siempre he tenido ofertas de trabajo y también tengo muy claro que cuando uno es un alto directivo nunca jamás puede acabar enfrentado a su presidente, decidí que era el momento de dejarlo. Si eres el primer ejecutivo de la institución te debes a ella y su presidente. Por el final y por la marcha de Cristóbal Parralo en febrero, después de haberlo conseguido retener tres veces, y la posterior salida de Lotina, fue decisiva. Por esto y porque se quería volver al sistema anterior, yo no estaba dispuesto. Directivos metidos a gestores no creo en ello. Siempre he apostado por la profesionalidad”.

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